¿Tiene entonces solución o al final nos
quedaremos con una formación a distancia que en muchas ocasiones es poco
efectiva?
Debemos de cambiar la forma de ver la formación como una mera formula de adquirir conocimientos, sino que cumpla un componente de practicidad y sobre todo sencillez, para que los conocimientos adquiridos sean aplicados directamente y de forma inmediata a nuestra actividad.
El educador o formador deberá también
transmitir la motivación necesaria para que esos conocimientos se apliquen y en
muchos casos cambien hábitos de trabajo o visiones de nuestras tareas que se
realizan de una forma poco adecuada o rentable.
Mucha gente acude a YOUTUBE a
buscar cómo se hace una receta de cocina determinada y no se apuntan a un curso
completo para ser chef. Este debería de ser nuestro objetivo como formadores:
encontrar, localizar, analizar las necesidades reales de formación de las
empresas y personas, para después realizar formaciones sencillas, eficaces,
prácticas y motivadores que den a los alumnos satisfacción a esas necesidades.
Debemos de aplicar el concepto de INTELIGENCIA FORMACIONAL, es decir, no solo tenemos que tener conocimientos e inteligencia para aplicarlos, si no ademas contar con inteligencia emocional y de comunicación que sumada a las anteriores nos podran dar una oportunidad de lograr el objetivo de un buen formador.
Ay, que debate más profundo hay aquí.
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