Cuando hacemos algo, es mejor no
esperar respuesta, la ingratitud o el no dar muchas veces ni las gracias es la
tónica general.
Puede que sea simplemente una característica
general de nuestra sociedad exprés, en que pedir las cosas por favor y dar las
gracias parece algo trasnochado, o simplemente una característica del ser
humano que olvida con facilidad quien le ayudo en los momentos difíciles o
cuando empezaban y daban sus primeros pasos.
Tal vez recordar a esos que nos
ayudaron significa declarar nuestros orígenes y esos precisamente primeros
pasos donde éramos torpes, pequeños y no teníamos la madurez y experiencia que
ahora derrochamos, no nos gusta que nos recuerden tiempos pasados que no siempre fueron mejores.
Pero yo si quiero agradecer desde aquí y
para no pecar de desagradecido que puede a mi parecer que sea el mayor de los
pecados que podamos cometer, a todos
aquellos que me enseñaron, que me apoyaron y que sin duda forjaron lo que ahora
puedo ser y puedo transmitir.
El pasado y concretamente el nuestro es parte de nosotros mismos y no debemos de renegar de él.
Profesores, compañeros de
estudio, compañeros de trabajo, jefes y responsables que me indicaron los caminos
a seguir en aquellos momentos, proveedores y muchas personas que por un motivo
u otro pasaron tanto por mi vida profesional como personal.
A TODOS ELLOS GRACIAS
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