Todos los días iba con ilusión a la academia,
era agradable estar un rato con los compañeros y aunque el horario era
agotador, de 7:30 a 9:30 de la tarde, no me costaba ningún esfuerzo asistir.
El profesor se esforzaba en hacer entender la
materia y muchos de mis compañeros levantaban la mano para hacer preguntas
sobre el tema. Yo callado, pasaba desapercibido en las últimas filas del aula,
no me gustaba molestar ni hacerme notar demasiado.
El momento del café era el más agradable,
charlabas con uno y con otros del trabajo, las experiencias de cada uno y de
cada día, anécdotas graciosas y algunos verdaderos dramas.
Como digo todo iba bien, hasta que un día el
profesor índico el final del curso, el próximo jueves acabamos la formación. Y
así el jueves, cuando entregaron los diplomas acreditativos del curso fue donde
me quede helado. “TITULO ESPECIALISTA EN REDACCION DE CORREOS COMERCIALES EN
ALEMAN” y ese fue mi drama, ni sabia alemán, ni tenía clientes en Alemania, ni
los iba a tener, es más, en mi kiosco de prensa del parque no creo que pudiera
mandar un solo mail, donde quedo el curso de “ESCAPARATE PARA PRENSA” donde me
apunte.
En fin todo sea por formarse uno y aprender,
espero que en el siguiente el profesor me pregunte algo cuando ponga cara de no
entender nada de….. Alemán, o yo levante la mano para preguntar.
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